lunes, 23 de mayo de 2011

Cioran II

Repentinamente el mundo (mis amigos) se decidió a revalorar a este anacoreta de la angustia existencial más pura. El asco por un mundo de papel mayé pintado y eternos carnavales venecianos es por fin compartido con mis pares.
Dicho esto, dejo algunos extractos que rescaté de mi lectura de su obra "En las Cimas de la Desesperación"



Comparado con elrefinamiento de una cultura anquilosada que, prisionera de los límitesy de las formas, disfraza todas las cosas, el lirismo es una expresiónbárbara: su verdadero valor consiste, precisamente, en no ser más quesangre, sinceridad y llamas.



Se dilata uno interiormente hasta la locura, más allá de todas las fronteras, almargen de la luz, allí donde ella es arrancada a la noche; se expande unohacia una plétora desde la que un torbellino salvaje nos proyectadirectamente en el vacío. La vida crea la plenitud y la vacuidad, laexuberancia y la depresión; ¿qué somos nosotros ante el vértigo que nosconsume hasta el absurdo? Siento que la vida se resquebraja en mí a causade un exceso de desequilibrio, como si se tratase de una explosiónincontrolable capaz de hacer estallar irremediablemente al propio individuo.

Cuando todos los ideales corrientes, sean morales,estéticos, religiosos, sociales o de cualquier otra clase, no logran imprimir ala vida una dirección y una finalidad, ¿cómo preservarla del vacío? Laúnica manera de lograrlo consiste en aferrarse a lo absurdo y a la inutilidadabsoluta, a esa nada fundamentalmente inconsistente cuya ficción essusceptible sin embargo de crear la ilusión de la vida. Vivo porque las montañas no saben reír ni las lombrices cantar.

El hecho de que yo exista prueba que el mundo no tiene sentido. ¿Quésentido, en efecto, podría yo hallar en los suplicios de un hombreinfinitamente atormentado y desgraciado para quien todo se reduce enúltima instancia a la nada y para quien el sufrimiento domina el mundo?

¿Os quejáis de que los seres humanos sean malvados,vindicativos, ingratos o hipócritas? Yo os propongo, por mi parte, elmétodo de la agonía, que os permitirá evitar profesionalmente todos esosdefectos. Aplicadlo, pues, a cada generación los efectos se manifestaráninmediatamente. Quizás así sea yo también útil a la humanidad...

(E. Ciorán; En la Cima de la Desesperacón. 1934)


miércoles, 4 de mayo de 2011