lunes, 1 de agosto de 2011

Piel de cordero



No importan las horas
No importan los océanos
No importan las personas
Y menos las ciudades;
Somos el ciudadano perfecto,
encajamos como piezas de tetris,
pretendemos ser rebeldes y nos enorgullecemos por esa ilusión.
Pero un día
te despertás a las 3 de la mañana y comprendés
que sos un engranaje más,
que desde antes de nacer se te fue impuesto un nombre,
un apellido, un idioma, una nacionalidad,
una forma de pensar, una forma de actuar, reglar y más reglas;
nos vamos conformando con elegir los aspectos mínimos,
incluso esas elecciones ya están direccionadas.
Ya es muy tarde,
los lobos con piel de cordero están por todas partes,
adentro de cada uno de nosotros,
manejando nuestro instinto y nuestra conciencia.
Somos nuestro peor enemigo,
cometemos todos los errores, somos un número más;
nunca confíes en nadie, los amigos no existen,
tampoco los enemigos, ellos son iguales a nosotros,
fieras escondidas,
y no hace falta mucho para que saquemos las garras,
está en nuestra sangre la traición.
Allá afuera hay un ejercito de sombras controlando que todo se mantenga, que nadie intente cambiar;
ganaron la guerra.